(HORA DE CUMPLIR OBJETIVOS!!)
Cualquier proceso de aprendizaje consta de tres puntos: Obtener información, aplicarla y crear un hábito.
Con éstos artículos pretendemos poner al alcance de tu mano la información, pero el uso que hagas de ella tan sólo depende de ti. Tú decides qué hacer con ésta información. Si te limitas a leer los artículos pero después no los llevas a la práctica, el resultado será el mismo que si no los hubieras leído.
Puede que el campo de la psicología deportiva despierte en ti cierto interés y que, después de recibir toda la información, te sientas motivado, positivo y alegre por lo que acabas de aprender, pero en cualquier caso, todo esto se desvanecerá en pocas horas si no adquieres el compromiso de aplicarlos a tu forma de actuar y ponerte a trabajar en ello. Y haciendo ésto ya has dado el primer paso para adquirir un hábito.
Aplicar estos conocimientos ya te acerca a la mejora, pero quedarse aquí no es suficiente, lo relevante es que se apliquen durante un tiempo, hasta que se conviertan en un hábito de tu forma de actuar. La única manera de desarrollar un hábito es emplear tal energía en ello, que el viejo hábito se retire por sí mismo al ser sustituido por el nuevo.
Puede que al principio cueste un poco de trabajo cambiar ciertos comportamientos, ya que seguramente, tendremos que cambiar algunos a los que ya estemos acostumbrados y nos salgan automáticamente, debemos salir de nuestra zona de confort y de la rutina a la que estamos acostumbrados. Por eso nuestro subconsciente se intenta rebelar y nos proporciona excusas y razones para no intentarlo. (Si piensas que correr es aburrido, salir a correr te aburrirá).
El cerebro crea estos hábitos a través de conexiones neuronales. Cuando recibimos un estímulo externo a través de nuestros sentidos, por ejemplo, al ponernos debajo de la vía que tenemos como proyecto, es posible que nuestra mente esté acostumbrada a reaccionar con cierto nerviosismo, inseguridad, un poco de ansiedad e incluso es posible que nos haga que empiecen a sudar las manos o sentirnos más cansados o más bajos de forma de lo que en realidad sabemos que estamos, por que esa conexión neuronal ya está creada. No necesitamos pensar y decidir cómo vamos a reaccionar.
El regalo que nos hace nuestra mente, es darnos la oportunidad de crear nuevas conexiones, todas las que queramos, y esto es una noticia maravillosa y la herramienta más poderosa que tenemos en nuestro poder. Podemos crear nuevas reacciones de nuestra mente, y por tanto nuevos hábitos que nos hagan mejorar el rendimiento.
Y es tan sencillo como repetir una y otra vez. Cuando hacemos algo por primera vez creamos una reacción física entre el estímulo y la reacción, un recorrido neuronal que en el futuro nos permitirá volver a acceder a esa emoción o comportamiento. Cada vez que repetimos el comportamiento, la conexión se fortalece.
Por ejemplo, cuando aprendemos a montar en bici, al principio nos cuesta mucho mantener el equilibrio, pedalear a la vez que guiamos el manillar para no desviarnos de nuestro recorrido e ir cambiando de marchas en función de la pendiente del camino. Pero a medida que repetimos una y otra vez, estos actos nos empiezan a salir de manera automática y sin pensar en ellos, hasta el punto de poder ir en bici charlando con un compañero, comiendo un bocadillo o guiando el manillar sin ni siquiera sujetarlo con las manos. Hemos creado un hábito a través de un gran fortalecimiento de las conexiones neuronales correspondientes mediante la repetición de una información que adquirimos al montar por primera vez en la bici y la aplicación material de esa información día tras día.
Pues lo mismo podemos hacer con cualquier otro hábito que queramos adquirir, por que podemos guiar nuestros pensamientos en la dirección que queramos, y estos pensamientos nos provocan sentimientos. Si al ponerte debajo de tu proyecto sientes nerviosismo, falta de confianza, miedo o cualquier sentimiento que puedas asociar negativamente a tu rendimiento, quizá sea por que tus pensamientos se estén enfocando en la dirección equivocada. He dormido mal, hace mucho calor y seguro que el tacto no es bueno, esta semana podría haber entrenado un poco más, espero no caerme en el mismo paso que la última vez, voy a darle un pegue sólo por hacer algo, etc… pensamientos que están aumentando nuestras probabilidades de fallar en el intento sin ni siquiera haber empezado a escalar!!!
Solamente se trata de darle la vuelta a la tortilla. Tienes que trabajar en fortalecer esas conexiones neuronales que creen un hábito que te acerque a tu objetivo. Desarrollar un hábito requiere de tres elementos: deseo, capacidad y esfuerzo. El deseo de querer hacerlo, la capacidad de descubrir cómo hacerlo y el esfuerzo de repetirlo hasta que sea un hábito y forme parte de nuestro carácter.
Si forjamos un carácter positivo y optimista, tenemos media batalla ganada, media vía encadenada!! e igual que en el caso anterior, sin haber empezado todavía a escalar!! Con la interiorización de este carácter estaremos empezando a forjar una actitud.
La próxima vez que te plantes debajo de tu proyecto piensa que eres capaz de encadenarlo, que la última vez que caíste en el paso duro te ha servido para conocerlo mejor y enfrentarte a él con más información, que cada pegue que diste a la vía ha ido mejorando tu estado de forma y que al fin y al cabo, estás haciendo lo que te gusta y te apasiona, si no llega hoy el encadene, tu única responsabilidad es disfrutar de cada movimiento y de cada intento y además estás mejorando tu forma física y mental para los próximos intentos.
Si comenzamos desde hoy a crear esta actitud ante nuestros objetivos, llegará un momento que esta forma de pensar no nos cueste ningún trabajo, como cuando aprendimos a montar en bici, y esta actitud optimista y positiva ante el futuro, sumada al entrenamiento físico que llevamos a cabo durante nuestra escalada y nuestro entrenamiento, irá sumando granito a granito hasta que creemos una montaña de arena de la que nadie podrá bajarnos.
Cuanto más practiques, antes conseguirás fortalecer esas conexiones y crear el hábito, practícalo cuando entres al rocódromo antes de cada entrenamiento, cuando vayas al trabajo, antes de un examen, incluso cuando cocines!! piensa que eres el mejor cocinero del mundo y que vas a cocinar un plato digno de un restaurante de cinco tenedores, visualízate clavando el punto de sal, permanece atento para que no se queme y finalmente imagínate saboreando el delicioso plato y mirando la cara de felicidad de tu familia disfrutando de la comida que les acabas de preparar.
Nuestro comportamiento/rendimiento proviene de nuestras decisiones (actuar o no actuar), éstas de nuestra actitud (positiva o negativa), nuestra actitud de nuestras percepciones o expectativas (sentirme frustrado si no encadeno el proyecto o disfrutar de cada intento), éstas de nuestros pensamientos (optimistas o pesimistas), que alimentan nuestros sentimientos (nerviosismo e inseguridad o calma y confianza). Así que, si quieres cambiar tu vida, primero cambia tus pensamientos.
Piensa en positivo. Una gran ventaja que tenemos es que solo podemos pensar una cosa a la vez. La otra es que controlamos al 100% lo que pensamos.
Siembras un pensamiento y cosechas una acción.
Cosechas una acción y siembras un hábito.
Siembras un hábito y cosechas un carácter.
Siembras un carácter y cosechas un destino.
Una actitud positiva, alegre y optimista, puede que no sea suficiente para encadenar tu proyecto más duro, pero te hará sentir feliz con el proceso. En ese caso ya habrás ganado, y si además encadenas, mejor que mejor!!!